De lunes a viernes mi hijo sale de la casa a las 7:00 de la mañana y regresa a las 4:00 de la tarde; luego de 9 horas entre libros. Para mí, es tiempo más que suficiente para aprender matemáticas, historia, idiomas y otras materias escolares. Pero, sus maestros entienden que no es suficiente y al llegar tiene que continuar haciendo tareas escolares.
Para mí, ayudarlo con sus tareas y repasos me permite compartir tiempo con él, mientras hablamos de las cosas que pasaron durante el día. Siempre me he preguntado, ¿A qué hora se supone que él puede ser un niño?, ¿Por qué los maestros no limitan las tareas al salón de clase?. Mientras las interrogantes pueden ser resueltas… cada minuto que pueda compartir con mi hijo no es suficiente y si tiene que ser entre libros tiene doble ventaja.
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